lunes, 10 de abril de 2017

;

A veces siento que no llego. Tienes razón... Quien bien me conoce, bien sabe que me cuesta llegar a lo que realmente quiero porque me hundo a mi misma sintiendo que no puedo. Sinceramente debo decir que soy mi peor enemigo.

En realidad, después, me paro un rato a recapacitar y me doy cuenta, si no estuviera llegando a donde quiero estar, no habría dejado de escribir. Sí, hace tiempo este blog era mi única vía de escape y ahora había dejado de escribir porque lo que me estaba pasando me estaba haciendo sentir muy bien. Tanto, que veía necesario vivir.

Durante años de blog, me he comido la cabeza acerca de la felicidad escribiendo continuamente sobre ella. Casi diariamente no podía disfrutarla porque al sentirme demasiado bien, tan llena, veía que eso no podía ser verdad, que yo era incapaz de haber llegado a un estado tan bueno y que a partir de allí no podía hacer otra cosa que bajar y bajar hasta volver al estado de inicio, o el que yo pensaba que era.

No soy nada experta en estos temas y tampoco tengo tanta experiencia porque aún me queda mucho por vivir pero lo que sí que sé, es que aunque tengamos demasiado interiorizadas frases como "vive el momento" porque se han sobreexplotado por temas de marketing etc., vívelo. Me da mucha rabia ver a personas que no exprimen cada momento de sus vidas y que no tengan bien claro el concepto de que sólo van a vivir una vez en la vida, que no van a poder rebobinarla, ni pararla, pero sí avanzar poco a poco y jugar con ella. 

Cuando creces interiormente de cierto modo en el que empiezas a ver lo que tienes a tu alrededor, tanto las personas como el ambiente y el entorno, cuando te das cuenta de que los momentos buenos alimentan a los malos, ahí ya no vas a volver a odiar tu vida nunca más.

Por todo esto, desde hace ya un tiempo, justo en el que dejé de escribir y empecé a encontrarme conmigo misma de otra manera, decidiendo que no voy a hacer nunca más algo que no quiera. Voy a luchar por mis sueños como si mañana fuera el último día y pudiera hacer todo por ellos o como si mañana mismo fuera a lograrlos, como si estuviera a punto de llegar a la cúspide por fin.
Si alguien pasa por mi vida y no tarda en irse es que no me merece, soy yo la que se queda y acepta todo lo que le venga, es por eso que soy yo la que merece la pena. Voy a hacer todo lo que me apetezca en cada momento. Conforme pasen los años mi impulsividad y mi curiosidad no va a ir disminuyendo aunque sea adulta. Si quiero ser una romántica o si quiero ser una persona fría, nadie me lo va a impedir. Soy como soy, con mi personalidad y con mi temperamento y nadie va a cambiarme de ninguna manera porque me quiero como soy y eso me hace especial.

Muchas veces me han llegado mensajes de chicxs, que al ver mi modo de pensar y al ver que estoy dispuesta a ayudar, me cuentan sus cosas. Muchxs me dicen que están oprimidxs por ciertos aspectos de sus vidas, sobre todo por los que tienen a su alrededor. No nos damos cuenta de todo lo que hay detrás nuestra, de todos los kilos de prejuicios a nosotras mismxs y a otras personas. Si no somos felices es por nosotros mismos, porque ya sea consciente o inconscientemente, por nuestro alrededor. no nos dejamos avanzar. Cuando realmente nos liberamos de todo esto, quitándolo también de nuestro estómago, cerebro y corazón, somos personas nuevas.

No quiero decir más porque no quiero dar pie a confusiones, quiero que a partir de aquí quien me lea reflexione.