martes, 30 de junio de 2015

La retahíla de cada mísero día.

Me levanté, tenía la casa saqueada como si hubieran venido 20 ladrones a por mí y a por todas mis pertenencias.

Pero no, la ladrona era yo, la hija de puta era yo, tanta fiesta tanto alcohol me hizo retroceder y perder el norte, mi norte, pero a veces también hace falta un poco de calor y cercanía, de perdición y de picardía, no sé pero el caso es que todo me lo llevé.

Sola escribo mejor, suelto todo, soy una asquerosa soltera bulímica, lo echaba de menos, y da pena.

Aquí el día que se debe escribir poesía lo marco yo, y es cuando Marta tiene el corazón roto.
Esos días todos los poetas cojos sufren revelaciones que les hacen pasarse toda la noche en vela de inspiración.

Y es que sí, lo reconozco,
Soy la inspiración, pero también el terror.
Soy la amiga cabrona que nunca tuve, esa que anda quitándose los amores por ahí a la gente que le importa, esta vez me lo he quitado a mi misma, y sí, me importo...
Pues sí, por que me quiero, y quiero lo que pierdo, pero mi guerra interna es más fuerte y sólo se puede neutralizar con guerra fuera o paz profunda.

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