Me encuentro lo suficientemente mal como para dar por hecho que me he muerto jugando al escondite, a ser lo que no soy,
a ver quién gana primero
o a ver quén se muere antes de hacerlo.
Todo una continua competición.
Conmigo juegan así todo el día
a comerse mis tripas,
mis pasiones que me hacen ser esencia de arte,
de pura vida.
He llegado a vomitar,
últimamente como con ansiedad,
la que tengo por que alguien me encuentre por dentro
para lavarme bien a fondo el estómago y dejarme un hueco a mí y mis mariposas.
Romped también toda mínima conexión
de mi cuerpo,
de cada órgano, de cada rincón
la que tiene mi corazón con mi cerebro.
Convertidme en un vaso lleno,
transparente
que se vea que ya no tiemblo
y que me late el corazón bien fuerte.
Cuidadme mucho.